Los viajes de Gulliver (trad. Pedro Guardia Massó) by Jonathan Swift

Los viajes de Gulliver (trad. Pedro Guardia Massó) by Jonathan Swift

autor:Jonathan Swift [Swift, Jonathan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Fantástico, Filosófico
editor: ePubLibre
publicado: 1725-12-31T16:00:00+00:00


TERCERA PARTE

VIAJE A LAPUTA, BALNIBARBI,

GLUBBDUBDRIB, LUGGNAGG Y AL JAPÓN

I

El autor emprende su tercer viaje. Cae en manos de

unos piratas. Maldad de un holandés. Llega a una isla.

Se le recibe en Laputa.

No hacía más de diez días que estaba en casa cuando me visitó William Robinson, de Cornualles, capitán del Buena Esperanza, un sólido barco de trescientas toneladas. Con anterioridad yo había sido médico de a bordo en un viaje a Oriente en una nave en la que además de ser el capitán tenía la cuarta parte de la propiedad; siempre me había tratado más como hermano que como oficial subalterno; y enterado de mi regreso, me efectuó una visita de pura amistad, según colegí, pues no tratamos de nada más que de lo acostumbrado después de una ausencia tan larga. Pero sus visitas se repitieron a menudo; en ellas expresaba su alegría al ver que gozaba de buena salud; me preguntaba si ya me había instalado en casa definitivamente. En cuanto a él, añadió, tenía en proyecto efectuar un viaje a las Indias Orientales dos meses después. Finalmente me formuló una clara invitación, no sin algunas excusas, para que fuera médico de a bordo. Me dijo que tendría un médico auxiliar a mis órdenes, además de nuestros dos suboficiales, que mi salario sería el doble de lo usual; y que habiendo comprobado que mis conocimientos náuticos eran por lo menos equivalentes a los suyos, se comprometía a seguir mis consejos, como si yo compartiese el mando.

Dijo tantas otras cosas lisonjeras —yo sabía que era muy sincero— que no pude desestimar su oferta; el ansia que sentía de ver mundo, a pesar de mis anteriores desventuras, seguía tan ardiente como de costumbre. La única dificultad pendiente era convencer a mi mujer; sin embargo, obtuve su consentimiento gracias a las ventajosas perspectivas que ello podía acarrear a sus hijos.

Zarpamos el 5 de agosto de 1706 y llegamos a Fort St. George el 11 de abril de 1707. Permanecimos allí tres semanas para que se recuperara nuestra tripulación, pues muchos de sus miembros habían enfermado. De allí nos dirigimos a Tonkín, donde el capitán decidió quedarse algún tiempo, ya que muchas de las mercancías que se proponía adquirir no estaban preparadas y no las tendríamos disponibles hasta al cabo de varios meses. Por consiguiente, para hacer frente a estos gastos, adquirió una balandra, la cargó con diversas mercancías de las que los tonkineses suelen vender en las islas vecinas, y poniendo a bordo catorce hombres, tres de ellos indígenas, me confió el mando y me otorgó poderes para comerciar mientras él resolvía sus asuntos en Tonkín.

No llevábamos más de tres días de navegación cuando se desencadenó una gran tormenta; durante cinco días fuimos empujados al nornordeste, y a continuación hacia el este, y luego tuvimos buen tiempo, aunque todavía soplaba una brisa del oeste con bastante fuerza. Al décimo día fuimos perseguidos por dos naves piratas que pronto nos dieron alcance, pues nuestra balandra iba tan cargada que navegaba muy despacio y nosotros no estábamos en condiciones de defendernos.



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